Teresa es una mujer de 56 años de constitución delgada que sufre una importante cifosis y escoliosis. La cifosis se asocia con el debilitamiento de los músculos de la espalda; y en cuanto a la escoliosis, si la curvatura producida por esta empeora, la columna vertebral también rotará o girará, además de encorvarse de un lado a otro. Esto hace que las costillas de un lado del cuerpo sobresalgan más de un lado que del otro. Por este motivo y siendo consciente de las consecuencias, el trabajo postural ha sido desde el principio una de las bases en el entrenamiento de Teresa.
“Después de varios años practicando pilates, mi entrenadora me aconsejó empezar con hipopresivos, ya que me irían bien para reforzar la musculatura de la espalda y para mi escoliosis.”
Tras algunos años de práctica de pilates, reforzando musculatura profunda y zona core se propuso la práctica de Low Pressure Fitness, con un fin de mejora postural pero también posibilitando mayor apertura costal y sobre todo cambiando el patrón respiratorio buscando la eliminación de presión a nivel dorsal y torácico. Un nuevo estímulo para Teresa, muy diferente al tipo de entrenamiento que hasta ahora había practicado. En ese sentido, la variedad de propuestas de ejercicios LPF para estabilización lumbar es muy amplia.
“Desde el mes de octubre tengo una sesión semanal de hipopresivos, y aunque al principio me resultó difícil adaptarme a una nueva forma de respiración y aguantar las apneas sin ahogarme, ahora una vez conocido el método (que no dominado) tengo que decir que mi impresión es muy positiva.”
Pasada la fase inicial del aprendizaje de la respiración, la apnea y las posturas básicas en estático, se incidió mucho en la realización de posturas en dinámico que permitieran la apertura costal mantenida durante toda la fase del movimiento. Así se obtienen mayores sensaciones de liberación sobre todo a nivel dorsal y torácico, al mantener la caja torácica en expansión mientras se realiza una extensión de columna controlada.
“Lo primero que he notado ha sido un cambio en el perímetro abdominal, disminución y firmeza, cambio que es perceptible y apreciable visualmente.
El segundo cambio, y para mí más importante, es que ha mejorado mi postura corporal. Camino más erguida y la postura sentada también ha mejorado; tengo un mejor apoyo de la espalda en la silla, cosa muy positiva pues trabajo sentada muchas horas.”
En los controles de medición de perímetro, así como en el test del tono de la faja abdominal hemos constatado la reducción que Teresa refiere así como una mejora de la cifosis y, en general, de la postura.