Esta frase sintetiza muy bien lo que significa contar con un buen entrenador personal para cambiar tu vida, mejorar tu estado físico y cuidar tu salud. Y es también la mejor motivación para cualquier entrenador: la satisfacción de los alumnos y saberse copartícipe de sus progresos.
En Low Pressure Fitness siempre recomendamos ponerse en manos de profesionales porque sabemos que entrenar sin asesoramiento puede generar frustración al no obtener los resultados deseados y, sobre todo, porque puede acarrear molestas lesiones. Los profesionales LPF-CT están formados (y continúan formándose con especializaciones como la Wall Series) para dirigir y programar sesiones de entrenamiento tanto individuales como en grupo, adaptadas a diferentes niveles, poblaciones y objetivos.
Kinga Maculewicz es exjugadora profesional de voleibol, educadora deportiva y entrenadora certificada LPF-CT. Jugó en la selección francesa y compitió en las grandes ligas europeas durante 20 años.
Actualmente, en su centro de entrenamiento personalizado en Tomiño, imparte clases de Low Pressure Fitness, Pilates y Preparto. Estos son algunos testimonios de sus alumnas gracias a los que podemos constatar los tres pilares clave de la relación entrenador-alumno: confianza, comunicación y constancia.
«La verdad es que yo llevo muy poco con los hipos pero es un gran descubrimiento, no solo por el tipo de ejercicio sino por la capacidad a la que aprendes a llegar y por el autoconocimiento al que te empuja. Mi experiencia es corta pero espero seguir aprendiendo y practicando. Cierto es que Kinga es una magnífica profesional, humana, sensible, cercana… y que además no duda nunca en ayudarte y en acompañar cada proceso. Mi pena es no tener más tiempo y poder dedicarle más. ¡Un gran encuentro en mi vida!»
[Patricia]
«¿Qué contarte que tu no sepas respecto a mi evolución y mis mejorías? Yo no sé el resto de tus alumnos cómo es su experiencia, pero en mi caso mejor imposible. Cuando empecé contigo no estaba en mi mejor momento precisamente, ni física ni anímicamente tampoco, por eso no fue fácil llegar al punto donde me encuentro hoy. ¿Beneficios? Muchos:
➙ conocerse a uno mismo, muy importante
➙ recuperación del suelo pélvico
➙ recuperación del sacro
➙ mejor postura
➙ menos dolor de cervicales
➙ mejor circulación
➙ perder peso
➙ fortalecer y tonificar tu cuerpo
➙ tener mas energía a lo largo del día
➙ mejor postura en el trabajo
➙ controlar la respiración, beneficioso para situaciones del día a día
Y muchos más, pero una cosa… ¡sin ti no lo hubiera conseguido!»
[Alicia]
«Llegué a hipopresivos buscando una actividad física que me aportara un extra de energía y también mejorar la fortaleza del suelo pélvico. A día de hoy no solo he conseguido mejorar ambas cosas sino que además soy más consciente de mi cuerpo y sigo aprendiendo a mejorar la postura.
Al principio me costó bastante, me parecía un sufrimiento total, pero ahora lo llevo mejor pues observo los beneficios de las clases. El trabajo con el cuerpo es algo que de un tiempo para aquí ha empezado a interesarme más y lo veo como un mundo lleno de posibilidades que quiero explorar y experimentar. Me lo tomo como un momento para mí, para estar más presente, para cuidarme y quererme más. Cada día es diferente pero puedo decir que los hipopresivos me han aportado y me aportan cosas positivas.»
[Mónica]
«Yo tengo que decir que en mi caso, los hipopresivos no fueron un amor a primera vista, siempre he practicado deporte, baile, etc., y la verdad, los ejercicios hipopresivos no me atraían demasiado. Mi suerte fue conocer a una gran profesional como Kinga, que me habló de los grandes beneficios que me podía aportar practicar hipopresivos y me animó a participar en sus clases.
Reconozco que al principio me pareció complicado, hay que aprender a controlar la respiración, apneas, posición corporal, etc. Supongo que cuando aprendes algo totalmente nuevo, todo parece difícil, pero según iban pasando las clases, iba disfrutando cada vez más de los ejercicios y enseguida noté grandes mejorías en la musculatura abdominal, periné, colocación postural y como se iba incorporando en mi día a día todo lo que iba aprendiendo. Lo notaba al ver la tele, al conducir, al caminar, al hacer cualquier esfuerzo y sobre todo en el trabajo.
Antes de practicar hipopresivos, era difícil que no tuviera que ir al fisio, al menos una vez cada tres meses, ya que en mi trabajo paso muchas horas delante de un ordenador y a lo largo del día, con la acumulación de tareas, es muy difícil mantener una buena postura al sentarse. Sin embargo, desde que hago hipopresivos no he tenido que volver al fisio. Los ejercicios hipopresivos para mí son una terapia, una forma de prevenir lesiones cervicales, y por eso, intento practicarlos al menos dos veces por semana.»
[Eva]
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